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jueves, 7 de abril de 2011

Tan’ni kanpekina | Yabutaro | Oneshot

Título: Tan’ni kanpekina.

Pareja: Yabu Kota/Morimoto Ryutaro (Yabutaro).

Género: Slash, shounen ai, yaoi.

Extensión: Oneshot (1.174 palabras).

Trama: Fluffy (WAFF).

Fiction Rated: K (9+).

El pequeño Ryutaro no sabía qué estaba ocurriendo en su interior. Cuando esa persona estaba cerca, su corazón latía velozmente, sin encontrar alguna solución para detenerlo. Decía cosas que jamás diría, y se comportaba estúpidamente, como si al estar con aquella persona se trasformara completamente.  ¿Por qué? No tenía idea…

-¡Ryutaro-kun!-Gritaron a sus espaldas. El joven de cabellos oscuros sintió como su mente se nublaba en ese mismo instante y, sin poder evitarlo, sus mejillas enrojecieron sin poder voltearse a observar a aquellas persona.-¡Ryutaro!-insistieron. Lentamente se giró, encontrándose con esa sonrisa única de esa persona, acompañada de unas mejillas sonrojadas, su respiración agitada, y aquel brillo único impregnado en sus ojos.

-Ryutaro…-Dijo en un tono suave acompañado de un suspiro aliviado, mientas que detenía sus pasos hasta estar frente al pequeño que ya casi le igualaba en altura.

-¿N-nani?-Preguntó Ryutaro con tu voz levemente temblorosa.

-¡Aún no me has permitido entregarte tu regalo de cumpleaños!-Exclamó el alto con un tierno puchero en su rostro que solo provocó que aquel enrojecimiento en sus mejillas, aumentara intensamente.

-M-mi… ¿Regalo de cumpleaños?-Preguntó el menor algo sorprendido. A pesar de que ese mismo día era, claramente, su cumpleaños, no esperaba obsequio de parte de ninguno de sus compañeros de JUMP puesto que ellos ya le habían organizado una mega fiesta sorpresa en la Johnny. Por lo que al oír aquellas palabras del mayor, se sorprendió notablemente, provocando una risa divertida de parte del mayor, y un nuevo sonrojo en sus mejillas.

-¿Q-qué es?-Preguntó avergonzado el menor, esperando, inconscientemente y con emoción, el susodicho regalo nombrado, que lo más especial que llevaba consigo era el simple hecho de provenir  nada más y nada menos que de Yabu Kota.

-Pues, para poder entregarte tu obsequio, debes…-Se detuvo dudoso, pero, al sentir la insistente mirada  del menor sobre él, sonrió con ganas y finalizó aquella oración.- Cerrar los ojos.

-¿Eh?-No pudo evitar mascullar.

-Sí, cierra tus ojos.-Les respondió tranquilamente el mayor.

-No me dolerá… ¿Verdad?-Yabu rió al escuchar esa inocente pregunta de parte del bajito.

-¡Claro que no! ¿Qué crees? ¿Que soy Yama-chan?-Ante estos comentarios, Ryutaro no pudo evitar soltar una carcajada para luego sonreírle con complicidad al mayor, quién le devolvió aquella dulce sonrisa feliz y gustoso.- Y bien… ¿Cerraras tus ojos?-Le preguntó insistente.

-No lo sé…-Respondió dudoso Ryutaro.

-¡Vamos Ryu-chan! Es mi regalo de cumpleaños.. ¿Qué acaso no quieres recibirlo?-Le preguntó aparentando estar sumamente ofendido, algo que ni Ryutaro se creyó.

-¡Esta bien!-Exclamó derrotado. El simple hecho de cerrar sus ojos para recibir su regalo, le ponía medio nervioso, pero en la persona en la que más confiaba en ese planeta era en Yabu Kota, por lo que, siguiendo sus instintos, confió plenamente en aquella sonrisa tranquila que posaba en su rostro y, lentamente, bajo sus parpados hasta tener los ojos completamente cerrados. Al verlo, Yabu no pudo evitar sonreír complacido. Era una imagen en verdad adorable la que tenía frente a él.

-Bien, ahora… Quiero que tomes mi mano.-La mueca de inconformidad en el rostro de Ryutaro fue obvia, a pesar de que sus ojos aún estaban cerrados, y ante aquel roce que Yabu había hecho hacia la mano relajada de Ryutaro, sólo para que este notara que sus manos estaban muy cerca y que el esfuerzo que debía hacer era menor.

-¿Por qué?-Preguntó confundido y sonrojado.

-¡Tú sólo hazlo!-Le respondió con una enorme sonrisa el mayor. La mano temblorosa de Ryutaro tomó tímidamente la del mayor quién, como si aquello fuese algo realmente necesario para él, o para ambos, entrelazó sus dedos dulcemente y aferró su mano hacia la del menor con una leve presión que a ambos les agradó.

-Y-y.. ¿Ahora?-Preguntó agotándose de su mismo nerviosismo.

-Disfrútalo…-Murmuró el mayor.

De momento a otro Ryutaro pudo sentir el calor que el cuerpo de Yabu brindaba, muy cerca suyo. Su respiración se vio mezclada ante otra que desconocía pero intuía de quién podría provenir, y su cintura se vió rodeada de un fuerte brazo que acercó y apego su cuerpo al del otro. Sus labios sintieron un leve roce que provocaron un suave temblor en todo su cuerpo, y sus ojos se abrieron para cerrarse rápidamente al comprobar que sí se trababa del mismo Yabu quién había llevado a cabo todos esos rápidos movimientos.

Muy pronto, pero tardío al mismo tiempo, los labios del menor sintieron esa presión que, sin saberlo, necesitaban probar. El corazón de Ryutaro se aceleró de manera anormal al sentir los suaves movimientos que los labios le Yabu le transmitían a los suyos, incitándolos a corresponderle en esos leves movimientos que pronto de vieron profundos e intensos. Sus respiraciones se mezclaban al igual que sus salivas, y sus lenguas se acariciaban tan placenteramente, que no había la más mínima necesidad de detenerse. Sin poder evitarlo, las manos del menor tomaron el rostro del alto, como si quisiera que sus rostros se apegaran aún más para poder sentir esos feroces roces más intensamente, y las manos y brazos de Yabu acercaron aún más el cuerpo del menor hacia suyo, envolviendo ambos cuerpos en un abrazo del cuál no querían que terminara jamás.

Pero, a pesar de lo grandioso y maravilloso que fuera, toda cosa en algún momento debía acabar, y aquel momento no fue la excepción. La falta de aire ya era extrema, y sus pulmones no podrían resistir más tiempo sin oxígeno a pesar de que su mente rogara porque sus labios no se separasen jamás.

Sus ojos aún permanecían cerrados, sus cuerpos fundidos en aquel abrazo que no habían rompido en ningún momento, y sus respiraciones queriendo regularizarse para así poder tener el valor de decir algo.

Lentamente, los párpados de Ryutaro se elevaron para dejar a su vista la feliz mirada que Yabu le transmitía, sin evitar el sonrojarse sintiéndose tan feliz como nunca.

-Feliz cumpleaños.-Le murmuró Yabu muy cerca de sus labios, sin apartar su mirada de la suya.- Y… Me gustas.

Ryutaro no pudo sentirse más feliz al oír aquellas palabras. Sin poder evitarlo una enorme sonrisa se formó en su rostro y, haciendo de aquel abrazo algo más divertido y torpe, se lanzó a los brazos del otro, aferrándose a su cuerpo con necesidad, trasmitiéndole esa felicidad que con palabras era difícil de expresar.

-¿Eso quiere decir que me correspondes?-Preguntó el alto riendo alegremente.

-¡Baka! ¡Claro que te correspondo!-Le respondió el otro riendo también.

-Entonces…-Dijo en tono bajo el mayor, alejando el cuerpo de Ryutaro lo suficiente para deleitarse con su rostro sonrojado, su sonrisa contagiosa y un inusual brillo en sus ojos.-Dilo más claramente.-Murmuró sobre sus labios. Las mejillas del menor incrementaron de color, pero aquello no le molesto. Sólo observó el rostro del mayor con picardía y, siguiendo sus instintos, rodeó el cuello de Yabu con sus brazos al mismo tiempo que sentía como los brazos del mayor se posaban en su cintura.

-Me gusta mucho.-Le murmuró para sentir una vez más aquellos labios apoderarse de los suyos, mientras su cuerpo se deleitaba con esas  caricias que no podían evitar transmitirse el uno al otro.

Simplemente, perfecto.

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